El padre de Jaime es un estafador que enseña el trabajo a su hijo Jaime.
El padre de Jaime se había metido en una estafa en la que intenta convencer
a un marqués que le vendiera
unas tierras que en no existen. El marqués se da cuenta de la estafa y Jaime y
su padre se ve obligado a huir lejos del país y se van a Colombia en un barco
llamado Covadonga.
Antes de llegar a tierra firme hubo una tormenta y el barco naufragó. Jaime,
ya en el agua, vio a un árabe que no sabía nadar y Jaime, fue hacia él y
consiguió llevarle hasta la costa.
Una vez en tierra firme se dio cuenta de que su padre no había podido salir
del barco. Ambos decidieron comenzar a trabajar.
Se dirigieron hacia Barranquilla allí, Jaime comenzó a trabajar
como “chico para todo” en el Salón Bombay de una amiga del padre.
Pero Jaime necesitaba más dinero y convenció a doña Caridad,
la dueña del establecimiento, para ponerse a trabajar como crupier.
Construyó una ruleta y puso una lámpara encima para iluminar y una ruleta.
Pero al día siguiente la lámpara se cayó encima de la ruleta.
Debido a esto huyeron a Cartagena.
Al cabo de unos años descubrió la existencia de la cruz del dorado
gracias a un señor que le dijo donde estaba antes de suicidarse y
él la quería para hacerse rico.
Cuando fueron hacia la cruz del dorado, unos piratas les perseguían,
también había otro pirata asesino que era el padre de Jaime.
Y encontraron la cruz cerca de la tumba del hombre y devolvieron
la cruz a los dueños.